Metro sesenta y cuatro centímetros y aún no es suficiente... yo quiero más! No tanto por la necesidad de verme más alta o por complejo alguno, sencillamene por el glamour. Superficial? talvez, pero los que me conocen sabrán que en mí hay mucho más que sólo eso.
Dicen que a las mujeres nos encanta sufrir en las alturas, que ponemos la belleza antes que la comodidad, etc, etc, blah, blah, blah. Y qué importa si le agrego de 6-8 cm a mi estatura con el sólo propósito de lucir un poco mas estilizada? de no parecer taponcillo de chilera? de que se vea mas lindo el vestido nuevo, o el par de jeans que me compré? Uff! que lindos los tacones!
Por supuesto que tienen sus desventajas; por ejemplo: quiero un delicioso y aromático café de Azafrán, lo que implica tener que bajar 4 pisos de mi oficina al lobby, caminar 300 metros sobre pavimento y despedazar no sólo las tapillas de mis bellos tacones si no mis pobres deditos, esperar de pie a que me alisten el cafecito y repetir el proceso a la inversa. Mmmm.. lo pienso mejor y termino comprandome un café de maquinita en la sodita. Ni modo...pero todo sea por el glamour!
Qué tal si quedo de salir con alguna amiga después del trabajo? Listo, me cambio en el baño del trabajo, maquillaje ok, cabello ok, ojeras...jummmm no puedo hacer que desaparezcan pero ok, blusita, jeans y tacones. Lista para salir! Pues bien, me toca caminar en la bella, limpia, segura y libre de asaltos ciudad de San José. Mi amiga me espera a las 8.30 en punto (perdí mi celular y ella no quiere que espere). Camino 2 cuadras y mis piecitos me reclaman que pare. Que dolor! Disimulo un rato, con el pepper spray en mano por si se me acerca algún indeseado y descanso los talones también. Ok.. debo apurarme, mi amiga me espera. Finalmente llego a La Chicha y la querida no ha llegado. No importa... me siento en la barra y pido una Corona (las princesitas siempre llevan coronas, no?) cruzo las piernas y masajeo ocasionalmente mis bellos pies entaconados.
Finalmente llega la susodicha, sonriente... tarde pero linda como siempre y al rato de estar frente a frente me dice "que cool zapatos"! Ah! no sabe lo que me han matado! Pero que viva y que todo sea por el glamour!
Después de horas de conversación animada, unos cuantos consejos no solicitados (me disculpo pues es mi costumbre) muchas Heinekens ella y Coronas yo, partimos hacia la Esquina. A esta hora ya me siento como "lora en mosaico" y lista para un tropezón fenomenal de nunca olvidar, pero por dicha la práctica y años de experiencia hace que nadie lo note.
Resumiría el resto de la noche así: "a mi me gusta andar de pelo suelto", viejas caras conocidas, un stalker buena gente, un segundo cigarro que hecho a perder x prender alrevés, memorias de otros tiempos que perfectamente podrían quedarse en el olvido, sesión de fotos luchando contra mi ocasional estrabismo cuando ya han sido muchas Coronas, y mi típico "ya me quiero ir!".
Oh wait! esta es la mejor parte: subo a un taxi, mascullo "Jose Ma. Zeledón por favor", pregunto al taxista si McDonalds estará abierto (son las 2:a.m pasadas y el glamour comienza a morir). Me compro un combo #2 y compro otro para el taxista quien amablemente para "la María" para retribuirme el gesto. Camino a casa pierdo las llaves! DAMN IT! entre sostener el té frío gigante, la bolsa de Mac, buscar las llaves por todo el bolso (entiéndase que es plateado y enorme y hace juego con los bellos zapatos) y miles de maromas riego el té en el asiento y ahora mi trasero está mojado. En este punto el glamour esta agonizando.
Finalmente llego a casa, pago los 1800 pesos que me cobró el compa, y con el "behind" mojado y miles de chunches en mano camino, alta, estilizada, y tan equilibrada como puedo en mis bellos tacones. Cinco minutos después ya estoy en mi cuarto, la cama llama, pateo los zapatos y los mando a volar bien lejos y ya nada importa porque... cumplieron su cometido. Mis piecitos adoloridos quieren descansar y yo también. Fue una noche larga y talvez tropece una que otra vez pero....TODO SEA POR EL GLAMOUR.
